domingo, 7 de abril de 2019

Sobre OEP y la función pública del futuro


Tenía reservada esta segunda entrada de mi blog sobre función pública sobre la evaluación de desempeño del personal que presta servicios en las AAPPs. Pero la modificación al alza de la Oferta de Empleo Pública (OEP) del Estado ha hecho que modifique mis planes. Y es un placer ver como mi inquietud ha sido corroborada por muchos de mis referentes en Gestión Pública que han publicado igualmente post, reflexiones y comentarios sobre esta temática.



Y lo ha sido porque la nueva OEP, aprobada por el Consejo de Ministros de 29 de Marzo de 2019, de más de 33.000 puestos ofertados va a afectar de forma sensible en los próximos lustros de la Administración, siendo la distribución de los efectivos la siguiente (deseando ver el desglose final por tipo de puestos y niveles):


- Admón General del Estado: 20.781
- Fuerzas Armadas: 1.814
- Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: 5.561
- Estabilización en el ámbito de Justicia: 2.237
- Estabilización en el ámbito de Educación: 489
- Estabilización en el ámbito AGE: 2.528
- Previsiones del efecto del Brexit: 383


Leyendo la justificación del Gobierno (a través de su Consejo de Ministros) para esta oferta cita entre otras:


- Utilizar la OEP como un instrumento de planificación de recursos humanos mediante un uso eficiente de la distribución de la oferta.
- Atender las demandas y necesidades de la ciudadanía mediante el refuerzo presencial territorial.
- Atender las áreas prioritarias de la I+D+i, lucha contra el fraude fiscal e instituciones penitenciarias.
- Envejecimiento de las plantillas de persona, con una edad media de 51,9 años (casi diez años más que la de conjunto de población activa 42,5 años), y donde el proceso de envejecimiento se está acelerando. En los próximos 10 años se van a jubilar (con las condiciones actuales) más del 51% del personal (70.000 efectivos) con especial incidencia en los perfiles directivos.


Según estos datos estamos ante una OEP que será superior al 20% de los efectivos actuales. Y teniendo en cuenta la edad de entrada en la Administración, serán efectivos que previsiblemente estén más de 30 años dentro de la misma.


¿Es necesaria esta OEP? ¿Es lo que realmente demanda la ciudadanía a la Administración Pública? ¿Son conscientes los sindicatos?



Cuando Manuel Castells hablaba del concepto Sociedad Red en 1996 creo que ni el mismo vislumbraba la aceleración de la implicación que iba a tener esa expresión en nuestros días. Actualmente vivimos en la edad del algoritmo (tal y como dice Cathy Oneil, donde las decisiones que afectan a nuestras vidas no están hechas por humanos sino por modelos matemáticos y estadísticos). Esta tendencia irá claramente al alza llevándonos a un nuevo paradigma de Sociedad Red de mirada más global que la definida por el propio Castells.



Por otro lado, otro de mis referentes como Carles Ramió, en su reciente libro que recomiendo Inteligencia Artificial y Administración Pública (Robots y humanos compartiendo servicio público) enfoca el problema tratado por Manuel Alejandro Hidalgo en su libro El empleo del futuro, un análisis del impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral a las AAPPs. Su mismo título ya habla de la importancia futura de la IA y de la robótica en el empleo en años futuros y evidentemente, las AAPPs no van a ser una excepción y tendrán que adaptarse.




Vendrán nuevos modelos de gestión y nuevos modelos culturales administrativos, basados en nuevos modelos de organización de las AAPPs. Habrá numerosos procesos burocráticos que podrán robotizarse...todo ello bajo un nuevo enfoque legislativo y normativo.


Precisamente, esta semana he estado como alumno en un Curso del itinerario formativo para la Dirección de la Junta de Andalucía sobre Misión, Visión y Valores, y debatiendo sobre la Visión de una oficina de empleo, se llegó a la conclusión que la mayoría de los trámites de la oficina se podrían llevar a cabo a través de sistemas telemáticos, robótica. Es posible que tal y como pasó con las sucursales bancarias de numerosos pueblos las oficinas de empleo lleguen a desaparecer. Ya actualmente, muchos de los usuarios más jóvenes no entienden que tengan que pasar por la oficina para realizar trámite alguno. Y esta tendencia irá en aumento sin duda alguna.

Es evidente que desaparecerán numerosos perfiles profesionales y se crearán otros nuevos. Es por ello que el actual modelo organizativos basado en RPT y ofertas de empleo público no responderán a las necesidades y nuevas tendencias de la ciudadanía, quedándose de nuevo atrás. Hacen falta sistemas ágiles de movilidad de personal, de contratación, siempre bajo el prisma de la transparencia y la evaluación del desempeño, asunto por el que sabéis que tengo absoluta debilidad.

Tal y como dice Carles Ramió, los principios del empleo público del futuro y sobre los que esta OEP puede afectar frontalmente, habla de que ésta debe estar totalmente abierta a la introducción de la IA y de la robótica, siendo ésta canalizada mediante unos claros valores públicos y elementos de ética pública, comprendiendo y asumiendo que en el futuro robots y personas deben y van a compartir trabajo.

Si bien es curiosa la presión sindical para obtener este tipo de OEP más curioso resulta el acuerdo alcanzado por el Gobierno.

Posibles soluciones para contrarrestar los efectos que seguro va a tener sobre la función pública implica una nueva Ley de Función Pública y un nuevo Estatuto Básico del Empleado Público. Ambas normas son necesarias, desde el diálogo, con amplitud de miras, debiendo ser cercanas y de cumplimiento real. En nuestra vecina Francia ya se está desarrollando dicha ley, buscando en sus principios desarrollar instrumentos para una gestión pública más flexible, bajo la esfera de la ética pública.
Las nuevas leyes debe facilitar la agilidad en las Administraciones, ya que sin ella OEP como la aprobada serán un verdadero lastre.

Es evidente, que esta oferta de empleo también perpetúa como reliquia a los procesos selectivos actuales. Prácticamente en la totalidad de pruebas de acceso, un robots superaría a un humano en estas pruebas, que no potencia lo que Carles Ramió denomina Competencias blandas y que son las especialmente necesarias para los nuevos empleados públicos. Ya no es sólo convocar una oferta de estas dimensiones sino que los procedimientos para seleccionarlos va a ser arcaica y no ajustada a las competencias que van a requerir en el futuro a este personal funcionario. Perfiles no ajustados seleccionados de manera arcaica. 


Pero hay un parte positiva que precisamente ha estado estos días sobre la mesa. El debate ya ha empezado de manera formal. Esta semana se ha desarrollado el primer foro político “El Estatuto del Directivo Público: una necesidad inaplazable”, organizado por FEDECA (Federación Española de Asociaciones de los Cuerpos Superiores de la Administración Civil del Estado) que aún centrado en un posible y realmente necesario estatuto de dirección pública ha llevado a los 4 principales partidos políticos de España a debatir abiertamente sobre la función pública y su futuro. Tengo razones para sacar mi vertiente optimista.  


Y ahí estaremos intentando ayudar en este cambio de las organizaciones. 
 


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