sábado, 14 de marzo de 2020

COVID 19 y Dirección Publica Profesional

Escribo esta nueva entrada en mi blog desde casa, desde donde deberíamos estar todos si nuestra responsabilidad personal y colectiva fuera la correcta. Y si por si acaso no lo sabes.....#MeQuedoEnCasa....es nuestra responsabilidad. Hazlo por tí, por los demás, por nuestros mayores y nuestras personas en situación de riesgo. 

Muchas veces es solo en las situaciones más delicadas donde salen a descubierto las carencias de no tener una Dirección Públia Profesional implantada en España y las Comunidades Autónomas y disponer de un sistema basado en la confianza y no en la competencia, con la libre disposición y el libre cese como base y no una certificación y acreditación de competencias, una correcta definición de objetivos y una evaluación del desempeño clara, transparente.

Es ahora, en una crisis excepcional, donde estas lagunas salen a relucir de forma más notable. En general, las personas en cargos de dirección pública, tienen muy buenas intenciones, pero no están preparadas para las posibles contingencias que el puesto que ocupan les obliga a asumir. Y en general, no es culpa de esas personas sino del sistema que les permite estar en esos puestos sin estar acreditada de forma fehaciente sus competencias directivas. 



Lo estamos viendo en el día a día de la crisis producida por el Covid19. Y no me refiero al ámbito de liderazgo político, en el que no entro nunca en mis opiniones personales.  Sino en el liderazgo institucional. En aquellas personas que tienen que traducir las decisiones políticas en acciones concretas que afectan a miles de empleados y a la ciudadanía en general. Por que las administraciones públicas se deben a la Sociedad. 

Hemos visto casos de personas con un estilo de liderazgo de control máximo y delegación mínima verse absolutamente desbordados y sin camino y salida que tomar, prácticamente desquiciados. Y el personal a su cargo, absolutamente abandonado, con impacto directo a la ciudadanía. 
Otros que han decidido salir corriendo, literalmente, dejando a todo su personal en sus puestos sin alguien que les pueda orientar y qué soluciones tomar que afectan tanto a ellos, sus familias y la ciudadanía.
Y otros no queriendo escuchar posibles soluciones, excepcionales para un caso tan excepcional como éste. Cuando en momentos como éstos son en los que la innovación pública debe ser nuestra salida.
Eso sí, los liderazgos informales han aflorado como la primavera temprana que estamos viviendo. Y eso es positivo.

Es cierto que, para situaciones como éstas tan particulares, no se está generalmente preparado ni formado, pero igualmente es cierto y de ello estoy totalmente convencido de que la gestión de la crisis en el caso de que nuestra dirección pública hubiera sido seleccionada a través de criterios basados en acreditación de competencias en dirección pública profesional, hubiera sido más eficiente, más empática y más eficaz. 



Y en este caso, me refiero no solo a la alta dirección pública sino a todos esos cargos intermedios, jefaturas de servicio y otros similares, que con personal a cargo han tenido que asumir responsabilidades en esta situación generada por el coronavirus sin saber cómo responder.

Es el momento de darnos cuenta, de ver la laguna que esta situación excepcional ha dejado al descubierto para hacerla oportunidad y en cuanto se vuelva a la normalidad (que esperemos que sea pronto) apostar sin miedo, con determinación hacia una Dirección Pública Profesional, acreditada por un organismo independiente, tanto en puestos de alta dirección como en puesto intermedios.
Es nuestra responsabilidad. 

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