viernes, 24 de abril de 2020

Llegó la hora de evaluar. 40 días de confinamiento en las AAPPs


Tras 40 días ya de confinamiento es posible empezar a hacer análisis del comportamiento de la sociedad y de las administraciones, ya sea en el ámbito político como puramente técnico. 
40 días donde la sociedad en general ha respondido de forma ejemplar. Pero, ¿podemos decir lo mismo de nuestras administraciones públicas?.

La idea de escribir esta nueva entrada en mi blog es doble. Me venía barruntando desde hace tiempo, en el discurrir de todo este tiempo excepcional donde en mi caso he trabajado en casa (una distancia abismal a teletrabajar) pero la falta de tiempo me lo hacía imposible. Pero la mecha la ha terminado el Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP), a través de la magnífica iniciativa Empieza el Día con el IAAP con el invitado de ayer, Jueves 23 de Abril, Fernando Monar, Presidente de la Asociación de Dirección Pública Profesional en España, entre otras muchas cosas; asociación a la que tengo el privilegio de pertenecer. 




En la interesantísima charla de Fernando Monar hay una pregunta que él hace que fue clave para vernos de nuevo en este blog. 
¿Cómo hubiera sido este estado de alarma y de confinamiento si nuestra dirección pública hubiera sido profesional? Por descontado, se desliza que la respuesta es que mejor gestionado y que no existe de hecho una Dirección Pública Profesional en España.

Pero antes, quiero recalcar los principales puntos que ha desgranado Fernando Monar en su exposición en Empieza el Día con el IAAP:

  • España tiene un muy bajo nivel de transformación pública y se hace cada vez más necesaria.
  • La situación actual con la amenaza del #COVID19 nos obliga a repensar el papel de lo público. Es una situación que nos lleva al límite pero también una oportunidad pues la resistencia al cambio está mucho más apocada en todos los ámbitos. 
  • Existe actualmente regulación. El artículo 13 del EBEP ya establece unos requisitos. Pero ésto no lo recogen las convocatorias, cuando las hay. Por este motivo la sociedad civil se ha venido sensibilizando y organizando. En este marco surge la Asociación de Dirección Pública Profesional en 2017.
  • Los gerentes públicos  que trabajan en Administraciones politizadas  exhiben actitudes más bajas a favor de la innovación. Innovación pública tan necesaria en nuestros días.
  • En los países con la Dirección Pública más profesionalizada se producen menos casos de corrupción. 
  • La diferencia entre un buen directivo y otro lo marcan las competencias. Y hablando de competencias….
  • Se han identificado un conjunto de competencias básicas de los directivos públicos, denominadas Habilidades Esenciales de Alta Dirección (HEADs) y donde se han consensuado los requerimientos de certificación de la Categoría 1 de la Dirección Pública Profesional, que es el primer escalón del CERPER. Desgraciadamente, prácticamente no se usa. 



  • Se ha elaborado un documento sobre la ecología de la Dirección Pública tratando sobre las convocatorias públicas, el fijar el acceso y el cese, etc.



Con todo este prefacio, podemos responder a la pregunta indicada por Fernando Monar al principio de su exposición:

Durante este tiempo de características excepcionales y nunca vistas hasta ahora, he visto lo que creía que nunca iba a ver. Y en ambos sentidos. 

Lo primero, la capacidad de la mayoría del personal empleado público de trabajar sin mirar horarios, intentando sacar toda la avalancha de trabajo que el #COVID-19 ha generado en la Administración y en condiciones excepcionales, tal y como se publicó en la entrevista que me realizaron en el Diario Digital La Información, donde se me da voz tal y como se la podían haber dado a cualquier compañera o compañero mío, gracias al periodista Alex Medina. 

Lo segundo, el comportamiento de algunas personas dentro nuestro personal directivo público. 
¿Claves de estas personas? No mirar en muchos casos hacia el bien común sino en salvar tu propio pellejo. Luchas de poder internas. Intentar que proyectos ideados por algunas personas fracasen aunque ello afecte al usuario para luego intentar llegar de salvador justo cuando esos proyectos ya funcionan, sin acordarte de todos los palitos en las ruedas que has puesto antes. Ponerte medallas que no te corresponden. Reconocimiento nulo del trabajo extenuante de tus personal. Falta absoluta de delegación. Innovación ausente. Falta de ética acuciante. Falta de transparencia…..

Me acuerdo en un curso de formación de competencias directivas, el docente tratando el tema de la motivación del personal empleado público indicaba que si no puede motivar a un empleado público, por lo menos, al que está motivado no lo desmotives. ¿cómo se siente este personal a cargo? 
Aquel empleado público que se enfrenta a su persona superior jerárquica de esas características tiene claro el camino a la desmotivación y al des-compromiso e incluso a la des-implicación.

Si como dice Fernando Monar, está demostrado que el Clima Laboral afecta hasta en un 70% en el rendimiento de un equipo, ¿cómo siguen llevando incluso al llanto a las personas de su equipo?. No logro entender dichos comportamientos ni que no puedan ser evaluados objetivamente para producir su cese. 

¿Se evalúa a esas personas de alguna manera? ¿Puede comprobarse que ha cumplido sus objetivos? La respuesta es obvia. Fuera ya de las AAPPs, por favor. Que acrediten sus competencias y su cumplimiento de objetivos. 
Y aunque estos casos sean menores, hacen mucho más ruído. 

En aquellos casos de personal directivo público acreditado, he visto montar sistemas de teletrabajo reales con sistemas de gestión de proyectos montados en 2 días, que han aprovechado la situación para montarlos y hacerlos extensibles a organizaciones casi completas, muy parecidos a los que debían ser en una realidad estratégica y planificada. Chapó por ellos.  Esperemos que se extienda esta forma de trabajar. 

Una pena esas resistencias internas. ¿¿¿Teletrabajo??? ¿De qué tamaño quieres la mampara?

Queda mucho trabajo por hacer, pero cada vez tengo más claro que nuestra apuesta de la Asociación de Dirección Pública Profesional es imprescindible en la evolución de las administraciones. 





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